La Preinversión en la creación de empresas. Una forma de concretar ideas prometedoras y tomar decisiones exitosas
DOI:
https://doi.org/10.24054/face.v2i2.1790Resumen
Al observar las precarias tasas de crecimiento que reportan los países emergentes
especialmente los de América Latina y, compararlas con los índices de crecimiento
vegetativo de su población encontramos serios motivos de alarma con respecto a la
capacidad de estas economías para facilitar empleo a buena parte de su población en
edad laboral. En efecto, los índices de desempleo, subempleo y empleo disfrazado
en la región están por niveles entre el 12% y el 25%. Solamente con economías dinámicas
creciendo por lo menos al un 5% anual se puede ir reduciendo esta humillante
tasa.
Pero la única posibilidad de acelerar el ritmo de crecimiento de la región y por ende de
las economías nacionales, y de crear puestos de trabajo suficientes, reside en la gestación
de nuevos negocios o la ampliación de los existentes. Es claro que el sector
público no tiene suficiente capacidad financiera ni necesidad de emplear más gente,
antes por el contrario, en pos de mayor eficiencia debe disminuir sus nóminas. Por otro
lado, las grandes empresas no están en plan de expansión de inversiones, sino de
consolidar los procesos de ajuste estratégico, reestructuración de sus finanzas y modernización
tecnológica que les permita ser competitivas en un mercado marcadamente
globalizado. Por lo tanto, en América Latina se deberán activar y emplear a fondo
todos los mecanismos disponibles que estimulen la creación, financiación y puesta en
marcha de nuevas unidades empresariales y la consolidación y ampliación de las existentes.
Por esta razón no nos cansaremos de afirmar que “la inversión nueva es el
motor de la economía”.
Son muchas las ideas prometedoras que en el interior de las empresas públicas y privadas,
se pierden, ya porque no encuentran un ámbito adecuado para exponerlas, ya
porque no existen canales idóneos de comunicación, porque el funcionario o empleado
no recibe estímulo para mejorar su labor, o simplemente, porque se está tan inmerso
en la rutina del día que no permite a directivos y subalternos observar las oportunidades
y prever los peligros propios de un mundo dinámico que cada día exige mayor
eficiencia en quienes prestan servicios o producen bienes. De ahí la necesidad de
crear e impulsar al interior de las empresas públicas y privadas, para que no se pierdan
las buenas ideas, ambientes propicios a la “estructuración de proyectos
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