
Revista investigación & praxis en CS Sociales-ISSN: 2954-5331
https://ojs.unipamplona.edu.co/
Introducción
La identidad cultural, entendida como el entramado de tradiciones, prácticas,
valores y narrativas que se transmiten a través del tiempo, confiere a las comunidades
un sentido de pertenencia y diferenciación dentro de un contexto sociocultural más
amplio (Giménez, 2009). Esta construcción simbólica, fundamental para la configuración
de la memoria colectiva y la cohesión social (Halbwachs, 1950), se encuentra en
constante transformación, especialmente frente a fenómenos como la globalización, la
urbanización y las migraciones (Appadurai, 1996). Dichos procesos, característicos de las
últimas décadas, impactan las dinámicas culturales y, en particular, la continuidad de
elementos identitarios en comunidades rurales, como es el caso de la vereda Navarro
en Pamplona, Norte de Santander.
Navarro se distingue por una riqueza cultural e histórica particular, la cual, a
pesar de su valor intrínseco, enfrenta retos importantes en cuanto a su conservación y
transmisión intergeneracional. Se observa una tendencia entre las nuevas generaciones
a desvincularse de prácticas y saberes ancestrales, influenciados por factores como la
omnipresencia de los medios de comunicación masiva (Martín-Barbero, 1987), la
búsqueda de oportunidades socioeconómicas fuera del territorio y una carencia de
estrategias pedagógicas que enfaticen la relevancia de la identidad cultural en la vida
cotidiana (García Canclini, 2005). Este escenario exige una intervención estratégica y
oportuna orientada a revitalizar el sentido de pertenencia comunitario y asegurar la
continuidad de los valores que sustentan la identidad de Navarro.
En este contexto, el presente artículo tiene como propósito analizar la
importancia de la historia local como herramienta pedagógica y eje transversal para
fomentar la apropiación de la identidad cultural en la comunidad de la vereda Navarro.
Se argumenta que la historia local, lejos de ser una mera recopilación de eventos
pasados, puede actuar como un catalizador que promueva la reflexión crítica sobre las
transformaciones socioculturales y fortalezca los lazos comunitarios (Zerubavel, 2003).
Este enfoque permite una mejor comprensión del presente, de cómo el pasado
repercute, y que las nuevas generaciones tengan una mayor apropiación y
reconocimiento de su valor, y para proyectar un futuro con mayor cohesión social y un
renovado sentido de pertenencia. De este modo, se busca contribuir al debate