ISSN Electrónico 2500-9338
Septiembre – Diciembre. Volumen 25 Número 3, Año 2025 Págs. 28 -41
descentralizadas (DeFi) y neobancos y apps móviles
con productos de ahorro e inversión integrados.
no solo en la carencia de conocimientos financieros
fundamentales, sino también en comportamientos
inadecuados y actitudes poco responsables frente al
manejo del dinero, el ahorro, el endeudamiento y la
planificación financiera.
Los bajos niveles de conocimiento económico y
financiero en estudiantes de educación media,
representan una gran oportunidad para implementar
programas de educación financiera que permitan
superar esta problemática.
En el caso de los estudiantes de educación media, los
factores que inciden en sus bajos niveles de
capacidad financiera son múltiples y complejos. Entre
ellos destacan la débil presencia de la educación
financiera en el currículo formal. Esta realidad se ve
agravada por la falta de una normatividad clara y
vinculante que promueva sistemáticamente la
educación financiera en el país, así como por la
ausencia de una política pública robusta que integre
esta dimensión como prioridad en los procesos
educativos.
En el caso colombiano se propone fortalecer la
educación financiera apoyando los programas
existentes, haciendo, en primer lugar, una evaluación
de éstos y su respectiva actualización, como se
propuso en el caso de la estrategia “Nueva Pangea”
y,
posteriormente, con la ayuda intersectorial
(entidades financieras) bajo el liderazgo del Ministerio
de Educación, las secretarías de educación de todos
los entes territoriales de del país y los rectores con el
compromiso de los docentes y la comunidad
educativa en general, hacer una implementación
prioritaria, sistemática, estructurada, que permanezca
en el tiempo (sostenibilidad) para que realmente
llegue a ser efectiva.
Colombia enfrenta así una doble problemática: por un
lado, la precariedad estructural en la formación
financiera de sus ciudadanos desde edades
tempranas;
y
por otro, la limitada voluntad
gubernamental para evaluar, implementar y escalar
políticas educativas eficaces. Un ejemplo concreto de
esto es la estrategia “Nueva Pangea”, impulsada por
el Ministerio de Educación Nacional en alianza con
Fasecolda y Asobancaria, que si bien representa un
avance importante, carece hasta el momento de un
sistema riguroso de evaluación de resultados que
permita valorar su impacto real en los estudiantes.
Si se logra implementar lo anterior, en el futuro
podríamos evidenciar en la población colombiana
mejores niveles de conocimientos financieros, como
el manejo del presupuesto, ahorro, inversión, el
funcionamiento del sistema financiero, la comprensión
de la inflación, el empleo, el emprendimiento, el
manejo responsable de las deudas
y
la
caracterización y gestión del riesgo. Asimismo, se
fortalecerían comportamientos financieros positivos,
como el establecimiento de metas a largo plazo, la
planificación financiera, el pago adecuado de deudas,
la supervisión de las finanzas personales y una mayor
frecuencia en el hábito del ahorro. Finalmente, se
desarrollarían actitudes financieras vitales, como la
planificación y establecimiento de metas, la capacidad
de ahorro y una percepción realista de las finanzas
familiares, así como una mayor conciencia sobre la
importancia de la gestión financiera personal.
Ante este panorama, fortalecer la educación
financiera en el país exige más que iniciativas
puntuales: requiere la articulación mancomunada
entre el Estado, el sector educativo, el sector
financiero y la familia, en torno a una agenda común
de transformación. La revisión realizada en el
presente artículo pone de manifiesto que se evalúe
con rigurosidad la estrategia “Nueva Pangea”, no solo
para determinar su efectividad, sino también para
optimizar su diseño y escalar su implementación.
Igualmente, se hace necesario promover el desarrollo
de políticas públicas integrales que incorporen la
educación financiera como un eje transversal del
currículo escolar, acompañado de procesos
formativos para docentes y mecanismos sistemáticos
de evaluación.
3. CONCLUSION
En el presente artículo se evidencia que los
bajos niveles de educación financiera constituyen un
problema estructural de alcance global, con particular
énfasis en los países de América Latina y, de manera
específica, en Colombia. Esta situación se manifiesta
En definitiva, la mejora de las capacidades financieras
de los estudiantes colombianos no puede
postergarse. Su desarrollo representa un componente
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