Un acercamiento en el Análisis Predictivo de la Violencia entre Mujeres llamada Wollying
Lily Lara Romero - Viviana Castellanos Suárez - Yazmin Isolda Álvarez García
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1. INTRODUCCIÓN
La violencia entre mujeres, llamada Wollying, woman
+ bullying (Ivanega, 2019), surge desde el contexto del
modelo masculino, heteronormativo, falocéntrico,
androcentrista, sexista, etc., en donde la mujer fue
insertada con la subordinación al protagonismo de los
hombres, identificándose roles, asimetrías, con el
denominador de posiciones inferiores y de
dependencia, parte de la realidad y existencia de
mujeres que acosan a las mujeres, es decir, esta
violencia no es contra las mujeres, sino entre las
mujeres, la preposición contra indica, oposición o
enfrentamiento, mientras que la preposición entre,
indica que algo o alguien separa dos cosas o se sitúa
en medio de ellas, configurándose así en un tipo de
violencia que separa, diferencia o excluye a las
mujeres, a unas mujeres de otras, evidentemente
desterrando las conductas solidarias de apoyo, dicho
sea de paso la sororidad se define como:
“Una dimensión ética, política y práctica del feminismo
contemporáneo. Es una experiencia de las mujeres
que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y
la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo,
subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para
contribuir con acciones específicas a la eliminación
social de todas formas de opresión y al apoyo mutuo
para lograr el poderío genérico de todas y el
empoderamiento vital de cada mujer”. (Lagarde, 2006,
p.126).
El wollying, es un tipo de violencia que proviene de otra
mujer, sobre todo cuando entre ellas existe una
posición de jerarquía, en donde el maltrato es
principalmente psicológico, los efectos que produce en
la mujer acosada u hostigada, son desequilibrio
emocional, baja autoestima, inseguridad, miedo al
rechazo, a la soledad, angustia, similares a las
padecidas en el caso de que el acosador fuera un
hombre, sin embargo, la causa sustancial de que el
ataque provenga de otra mujer produce una carga
emocional que deja a la víctima en un total estado de
indefensión (Ivanega, 2017)
Del Viso (2021) expone que el wollying, es un acoso
más de tipo psicológico, una manera sutil con la que
las mismas mujeres se agreden entre sí, creando
pertenencia a un grupo al criticar o denostar a la otra
para sentirse acompañada o fuerte, se rige por
patrones de mentalidades patriarcales y en ocasiones
las mismas mujeres no son conscientes que están
llevando a cabo esta conducta, creando atmosferas
tóxicas, proyectando a estas ambientes una enemiga
sin percatarse de que se es una igual, los disparadores
pueden ser: el aspecto o estado físico de la otra mujer,
comportamiento social y sexual, la maternidad y
mandatos tradicionalmente feminizados.
Se considera también que el wollying, es una violencia
simbólica (Bourdieu y Paterson, 2001), porque es
aquella violencia que no utiliza la fuerza física, sino la
imposición del poder y la autoridad, es también una
violencia de género, pues el orden patriarcal se ha
metido en los esquemas mentales cercenando las
libertades como el aspecto, la vestimenta, estereotipos
de aspecto, aumentando las prohibiciones, el control,
convirtiendo a una mujer en agente de violencia
respecto de las otras. (Del Viso, 2021)
En sí, esta violencia entre las mujeres por parte de
otras, es un vestigio cultural de un maltrato aprendido
y transferido a partir de la misma violencia
heteronormativa que se ha asimilado en su propia
experiencia, en donde se prefiere dominar antes de ser
dominado, transfiriendo la violencia a partir perpetuar
las estructuras jerárquicas o de superioridad que
aprehendió, en la que aprendió a ejercer poder y
sometimiento, provocando con ello discriminación,
desigualdad, inequidad acoso y hostigamiento en
diferentes escenarios externos como son la escuela,
trabajo, círculos sociales, ciberespacio, familia de
origen, instituciones y en espacios internos como la
sexualidad, estereotipos de aspecto físico, espacio
psicoafectivo (emociones, afectos sentimientos y
pensamientos), éxito laboral o superación personal,
éxito o superación académica, maternidad, creencias
y cultura.
Este aprendizaje de la violencia entre las mujeres, sin
duda se desprende de la pedagogía de la crueldad, del
aprendizaje de los mandatos masculinos de
dominación y de la cosificación de las personas, lejos
de la empatía hacia los otros, acorde con Segato
(2021). Las pedagogías de la crueldad son todos los
actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan
a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en
cosas, existiendo también las contrapedagogías del
poder del patriarcado, cuando estas se contraponen a
los elementos distintivos del orden patriarcal como lo
son los mandatos de masculinidad, corporativismo
masculino, baja empatía, crueldad, insensibilidad,
burocratismo, distanciamiento, tecnocracia,
formalidad, universalidad, desarraigo,
desensibilización y limitada vincularidad.